Al hablar de los antecesores de la
historieta, es inevitable nombrar a los antiguos egipcios, que representaban muchos de sus mitos en
dibujos y jeroglíficos que realizaban sobre hojas de papiro, y también hacían
murales en forma de tira, que incluían imagen y texto. Otros ejemplos son las
cristaleras, el tapiz de Bayeux, las bandas que rodean las columnas romanas conmemorativas
(como la Trajana o la de Marco Aurelio), los retablos medievales (con los que,
mediante imágenes, se explicaban al pueblo historias, crímenes y sucesos en
general), los dibujos de las civilizaciones precolombinas (como los códices, pintados por los mayas y los aztecas) e incluso las primitivas pinturas
rupestres. A estos ejemplos citados se pueden agregar algunas obras pictóricas
de Hyeronnimus Bosh,
Brueghel o Goya, las cuales adquieren un carácter narrativo.
Pero quizás los antecedentes más cercanos a la historietas sean las Aucas y
Aleluyas, destinadas fundamentalmente a satisfacer las necesidades de
instrucción de niños y adolescentes. Estas publicaciones, que comenzaron a
editarse en Francia a partir de 1820, se caracterizaban por narrar pequeños
cuentos y aventuras mediante ilustraciones, aunque, a diferencia de la
historieta, los textos no se integraban orgánicamente dentro de los dibujos,
sino que se adicionaban a modo de explicación complementaria al pie de los
grabados.
Imagenes de aucas en mosaico.Sin embargo, la historia del cómic se relaciona más correctamente con la de la imprenta y la caricatura.
La historieta (que nace casi al mismo tiempo que el cine) pronto desarrollará
su particular lenguaje icónico, y las primitivas viñetas, todas del mismo
tamaño y con los textos al pie o tímidamente incluidos en el dibujo, serán
sustituidas por viñetas de diferentes tamaños y situación y, sobre todo,
evolucionarán rápidamente los modos y alcances de los textos. Estos se
incluirán, casi desde el principio, en globos o bocadillos; su particular
forma, así como el tamaño y dibujo de las letras, constituyen, por sí solos,
todo un modo de expresión independiente.
El uso de onomatopeyas, escritas con grandes letras, ciertos símbolos ya
universalmente aceptados (como una sierra cortando un tronco para indicar sueño
o una bombilla que se enciende para explicar que el personaje ha tenido una
idea) tienen un alcance comunicativo que difícilmente puede lograr otro medio
de expresión.
Inicialmente estas historietas tenían carácter cómico, de ahí el nombre: cómic-strip
(tira cómica).
El cómic infantil tiene más de un siglo de historia. Fue en Estados Unidos, en 1896, donde se publicó el primer suplemento infantil con historietas en un periódico, aunque se atribuye al suizo Rodolfo Toepffer (1799-1846) la invención de la historieta ilustrada. Rodolphe Töpffer (Ginebra, 31 de enero de 1799 - Ib., 8 de junio de 1846) fue un pedagogo, escritor, pintor y caricaturista suizo, considerado el padre de la historieta moderna por bastantes teóricos, asemejándose más sus obras a la novela gráfica que a las manifestaciones que le seguirían.
El cómic o historieta es considerado un producto cultural de la modernidad industrial y política occidental que surgió en paralelo a la evolución de la prensa como primer medio de comunicación de masas. Pero su punto de partida se encuentra entre la aparición de la imprenta, en 1446, y de la litografía, en 1789.
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